Citas de libros: Ciudades de papel

-¿Sabías que, durante casi toda la vida de la especie humana, el promedio de vida ha sido inferior a treinta años? Disponían de unos diez años de vida adulta, ¿no? No planificaban su jubilación. No planificaban su carrera profesional. No planificaban nada. No tenían tiempo para hacer planes. No tenían tiempo para pensar en el futuro. Pero luego las expectativas de vida empezaron a aumentar y la gente empezó a tener cada vez más futuro, así que pasaba más tiempo pensando en él. En el futuro. Y ahora la vida se ha convertido en el futuro. Vives cada instante de tu vida por el futuro...

Podría girarme, y ella también podría girarse. Y podríamos besarnos. Pero, ¿qué sentido tiene besarla ahora? Es algo que no irá a ninguna parte. Los dos contemplamos el cielo sin nubes.
-Las cosas nunca suceden como imaginas -me dice.
El cielo es como un cuadro monocromático contemporáneo, su ilusión de profundidad me atrae y me eleva.
-Sí, es verdad -le digo. Pero lo pienso un segundo y añado-: Pero también es verdad que si no imaginas, nunca pasa nada. 

- Es más impresionante -dije en voz alta-. Desde la distancia, quiero decir. No se ve el desgaste de las cosas, ¿sabes? No se ve el óxido, las malas hierbas y la pintura cayéndose. Ves los sitios como alguien los imaginó alguna vez.
-Todo es más feo de cerca -explicó Margo.
-Tú no -le contesté sin pensármelo dos veces.

Nos miramos fijamente, cada uno desde su lado del cristal. Nuestras cabezas estaban a la misma altura. No recuerdo cómo acabó la historia, si me fui a la cama o se fue ella. En mi memoria no acaba. Seguimos todavía allí, mirándonos, para siempre. 

[...] Cada uno de nosotros empieza siendo un recipiente hermético. Y pasan cosas. Personas que nos dejan, o que no nos quieren, o que no nos entienden, o que no las entendemos, y nos perdemos, nos fallamos y nos hacemos daño. Y el recipiente empieza a agrietarse por algunos sitios. Y, sí, en cuanto el recipiente se agrieta, el final es inevitable. [...]